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domingo, 10 de agosto de 2014

Salas de lactancia: una opción que no convence a todas las madres (Lactancia materna)

  • Muchos centros las están incluyendo en su política de servicios de atención al cliente

  • Sus detractores argumentan que amamantar es algo natural y no hay por qué esconderlo

  • Algunas de estas salas están ubicadas cerca de los baños o no se limpian con frecuencia

  • Cada vez son más las empresas concienciadas por generar un ambiente agradable


La lactancia materna es la forma ideal de aportar a los niños pequeños los nutrientes que necesitan para un crecimiento y desarrollo saludables", reza la web de la Organización Mundial de la Salud (OMS), al tiempo que recomienda la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida del recién nacido.

No obstante, el ritmo de vida actual no siempre hace fácil la compatibilidad de la lactancia materna con la vida laboral o social de la madre. Sabiendo esto, algunos espacios públicos y comerciales han decidido incluir en sus edificios una sala de lactancia en la que las mamás puedan dar el pecho a sus bebés. Sin embargo, algunas usuarias opinan que las condiciones no siempre son las mejores. 

Coincidiendo con la Semana Mundial de la Lactancia materna, EL MUNDO ha escuchado a todas las partes.


No se sabe con certeza cuántas salas de lactancia hay en España. La web Zona de Lactancia contabiliza unas 124 en todo el país, pero no son datos oficiales. En el Museo Thyssen-Bornemisza inauguraron la suya en 2004, coincidiendo con las obras de ampliación del museo. La sala es de unos siete metros y cuenta con lavabo, cambiador, y un banco con cojines.

Más pequeña y austera es la del Parque de Atracciones de Madrid, mientras que la del Centro Comercial Madrid Xanadú tiene unos 15 metros y cuenta con cambiador para el bebé y microondas. La FNAC solo tiene una en toda España, en Callao (Madrid), mientras que el Corte Inglés alberga salas de varios tipos: algunas que van desde los cinco a otras que llegan a los 20 metros cuadrados.

Evidentemente, cuando se les pregunta a las empresas, todo son ventajas, pero hay madres que no lo ven así. Muchas piensan que la existencia de las salas de lactancia no hace sino fomentar que la lactancia materna se conciba como algo que hay que ocultar

Es el caso de Anna, madre de dos niñas y autora del blog La Mamá Vaca, que considera que la lactancia materna está quedando como algo escondido, y señala que hay que sacarla a la calle para normalizarla. "Yo, con mi primera hija, usaba la sala de lactancia, porque al principio tienes ese pudor y no quieres que te vean, pero más tarde dejé de hacerlo, porque he visto muchas que son asquerosas, desde lavabos a salas que son un cambiador, donde no me voy a encerrar a dar el pecho durante media hora porque bloqueo el cambiador al resto de gente", explica Anna a este periódico.

Es el mismo argumento que utilizan en La Liga de la Leche. Inma Mellado, monitora de esta organización pro lactancia, así lo explica: "La mayoría de estas salas tiene un olor nauseabundo, porque muchas veces están junto al baño, un lugar donde nadie comería. Yo al menos no me tomaría un sándwich junto a una papelera llena de pañales sucios que no se limpia con la frecuencia que debiera", explica.

No obstante, en la Liga de la Leche no demonizan estas salas. "Hay madres que sí las usan porque prefieren tener intimidad, y hay otras que con sentarse en un banco les basta para dar el pecho, y nosotras las apoyamos a ambas", cuenta Inma en conversación con este periódico. Le pedimos que nos ponga un ejemplo de lo que consideran que es una buena sala de lactancia, y lo tiene claro: las de IKEA. "Para empezar, están en la cafetería, esto es, donde la gente come, y no junto al baño.

Otras ventaja es que son amplias y abiertas, con suficiente espacio para que entre el carrito del bebé, y con un sofá y juguetes por si vas con otro niño mayor. En definitiva, está pensado como un sitio donde alguien va a comer", concluye Inma.

En IKEA son conscientes de la buena reputación que tienen sus salas, y quizás por eso son obligatorias en todos sus centros. "Existen casi desde que existe la empresa. Hay que tener en cuenta que casi la mitad de la gente que viene a nuestras tiendas son familias con niños, y por eso ofrecemos este servicio" comenta Arturo García, director de comunicación de la empresa a este periódico.

Pero quizás la mayor controversia que rodea a estas salas es la obligatoriedad o no de su uso. En la Liga de la Leche lo expresan en estos términos: "El problema no son las salas en sí, sino cuando obligas a una madre a utilizarla", sentencia Inma, recordando que son varias las mujeres que han tenido problemas en este sentido. 

Ninguno de los espacios y empresas contactados por EL MUNDO ha señalado que sus salas sean de uso obligatorio: todos han manifestado que no habría ningún problema si la madre en cuestión quisiera amamantar a su hijo en cualquier otro lugar del establecimiento. Sin embargo, sí queha habido mujeres que han tenido problemas para amamantar a sus bebés en público.

El caso más sonado fue el de la tienda Primark del Centro Comercial Río Shopping de Valladolid, hace ahora casi un año, cuando, según el testimonio de Carmen Vega, fue expulsada del establecimiento al entrar en la tienda dándole el pecho a su bebé. Desde Primark se refieren al episodio como un malentendido, a lo que Carmen contesta: "Malentendido no fue en ningún momento, yo lo entendí muy bien. Se me acercó un guardia de seguridad a decirme que tenía que irme a la sala de lactancia porque el resto de clientes se podían ofender". Este diario se ha puesto en contacto con la empresa, que nos ha remitido al comunicado que emitieron en su momento a raíz del incidente, que generó bastante revuelo en las redes sociales. 

El comunicado reza: "Nuestra política es bastante clara en este sentido: Primark no prohíbe a las madres lactantes dar el pecho en sus tiendas. Además, cualquier cliente puede solicitar una zona tranquila y privada dentro de la tienda para amamantar a su hijo".

A raíz del incidente, surgieron iniciativas de protesta que reivindicaban el derecho de las madres lactantes a dar de comer a su hijo donde les plazca

Es el caso del grupo “El mundo es mi sala de lactancia”. Incidentes aparte, parece claro que estas salas son una buena opción para las madres a las que la toma les pilla en medio de la ciudad y no se sienten cómodas dando el pecho delante de la gente. Hay otras que, sin embargo, no tienen problema y se apañan en cualquier parte.

Un nuevo 'gen Jolie' en el puzle del cáncer de mama familiar (Oncología)

  • Se estrecha el cerco sobre las familias con mucha incidencia de estos tumores

  • Las portadoras de PALB2 podrían beneficiarse de fármacos ya disponibles

En 2007, se descubrió un nuevo gen que podía tener un papel en el desarrollo del cáncer de mama. Sin embargo, hasta ahora no se ha podido trazar con precisión la fotografía del papel que juega esta nueva pieza en el desarrollo de tumores de mama hereditarios. Y, a juzgar por los resultados de un nuevo análisis internacional, parece que PALB2 es un actor importante que habrá que tener en cuenta a partir de ya.

Hasta la fecha, los dos genes que se analizan cuando una familia presenta un número inusual de tumores de mama -sobre todo a edades tempranas- son BRCA1 y BRCA2, que confieren un alto riesgo de desarrollar la enfermedad a lo largo de su vida a las mujeres portadoras, como en el caso de la actriz Angelina Jolie.


Sin embargo, a esos test genéticos habrá que empezar a sumar pronto el gen PALB2, dadas las conclusiones de un estudio con 362 familias que acaba de publicar la revista The New England Journal of Medicine (NEJM). Se trata de un estudio con financiación europea realizado en 17 centros de ocho países que demuestra que este gen tiene todas las 'papeletas' para convertirse en un nuevo 'BRCA3'. "Desde el descubrimiento de BRCA en los años 90, no se había descubierto ningún otro gen de esta importancia", se atreve a decir uno de los principales autores, Marc Tischkowitz, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido).

Se calcula que entre el 5-10% de todos los casos de cáncer de mama tienen un carácter genético, que se transmite de manera hereditaria en las familias. De esos, en torno al 15% se atribuyen a BRCA1 y 2, pero existe casi otro 80% de familias con una alta incidencia para las que la ciencia aún no ha encontrado la respuesta

Como explica a EL MUNDO el doctor Miguel Martín, presidente del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (Geicam), "el cerco sobre esos genes desconocidos se va estrechando poco a poco" y PALB2 es "un buen ejemplo de ellos".

Según los resultados publicados ahora, en mujeres menores de 40 años, las portadoras de esta nueva mutación tienen entre ocho y nueve veces más posibilidades de desarrollar cáncer de mama que la población general. Un riesgo que va decreciendo poco a poco en mujeres de más edad, hasta situarse en torno al 35% en las mayores de 70 años.

Sin embargo, como aclaran los investigadores, estas cifras varían en función de otros factores, como los antecedentes familiares. De hecho, en las mayores de 70 años, ese 35% se elevaba hasta el 58% en aquellas con precedentes de cáncer de mama en su árbol geneaológico.

PALB2 no es un desconocido para la comunidad científica, y sus mutaciones se han relacionado ya con otros tipos de cáncer, como el de páncreas. Su papel en el genoma humano funciona de manera sinérgica con BRCA2, con cuyas proteínas trabajan conjuntamente para reparar posibles daños en el ADN. Cuando esa función no se realiza correctamente, las células tienen más posibilidades de acumular daños genéticos que les facilitan su división incontrolada. De hecho, cuando en lugar de uno, ese gen acumula dos errores genéticos da lugar a una enfermedad rara, la anemia de Fanconi, cuyos afectados tienen a su vez mayor riesgo de cáncer.

Aunque los investigadores reconocen que serán necesarios más estudios para aclarar el papel de este gen en las familias con varios casos de cáncer de mama, los autores calculan que su frecuencia en la población es de apenas el 0,08%, por lo que podrían achacarse a este error genético en torno al 2,4% de todos los casos de cáncer de mama familiar. Sin embargo, y con las necesarias cautelas, insisten en que el nivel de riesgo observado es suficiente por sí solo para añadir a los test genéticos actuales la prueba que determine si las mujeres son o no portadoras de esta mutación (una prueba que ya ofrecen, aunque no de manera generalizada, algunos laboratorios especializados).

Como destaca el doctor Martín, jefe del servicio de Oncología Médica en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, "las mutaciones del gen PALB2 son, efectivamente, uno de los nuevos BRCAs, ya que hay otros candidatos, como CHEK2, que también se asocian a un riesgo muy aumentado de cáncer de mama". Desgraciadamente, añade, CHEK2 y PALB2 no se analizan aún rutinariamente en nuestro país.

Los autores insisten en que ser portadora de PALB2 no equivale con una precisión del 100% a tener un cáncer de mama (igual que no todas las portadoras de BRCA desarrollan la enfermedad a lo largo de su vida). Sin embargo, como añade el doctor Tischkowitz, es más que probable que también las portadoras de PALB2 se beneficien de medidas de seguimiento estrecho para tratar de detectar precozmente la enfermedad si esta aparece, como la revisión anual mediante resonancia magnética o incluso medidas quirúrgicas como la extirpación preventiva de las mamas, como la anunciada por Jolie el año pasado.

La importancia del hallazgo no está sólo en que se haya podido cuantificar con precisión el riesgo que acarrea este gen, sino que como destacan los investigadores, ya se sabe que las células portadoras de esta nueva mutación son sensibles a un nuevo tipo de fármacos que ya están probando, los inhibidores de PARP.

Es precisamente éste otro de los aspectos del hallazgo que subraya el especialista español: "la posibilidad de que las pacientes con mutaciones del gen PALB2 puedan beneficiarse de estos medicamentos, tal y como parecen hacerlo las mujeres con mutaciones de BRCA1 y BRCA2. Por tanto, un interesante estudio y un gran avance científico", añade por correo electrónico.

A medida que se vayan identificando más familias portadoras de este nuevo error, los investigadores consideran que será importante seguir recabando sus datos clínicos, estilos de vida e historia familiar para poder acabar de definir mejor la fotografía de esta nueva pieza en el puzle del cáncer de mama hereditario.