Traductor

viernes, 10 de octubre de 2014

El comité especial contra el virus se constituye este viernes a partir de las 19.00 horas en Moncloa

El comité especial para la gestión del ébola que involucrará a varios ministerios se constituirá formalmente este viernes en el Palacio de la Moncloa a partir de las 19.00 horas, según han informado fuentes gubernamentales. Antes está prevista la reunión de la ministra de Sanidad, Ana Mato, con las comunidades autónomas para analizar cómo mejorar los protocolos frente al virus.

El comité especial frente el ébola estará presidido por la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría con el objetivo de coordinar la “respuesta sanitaria a un problema que genera incertidumbre a la sociedad y “transparencia”, según ha declarado la propia “número dos“ del Ejecutivo en prensa posterior al Consejo de Ministros.


En ese comité, que se reunirá como mínimo una vez al día, estarán representados diferentes ministerios, representantes de la Comunidad de Madrid y el Complejo hospitalario La Paz-Carlos III de Madrid, donde está siendo atendida la auxiliar de enfermería Teresa Romero, primer caso de ébola en España.

También lo integrarán la ministra de Sanidad, Ana Mato, y los miembros de su equipo que ella designe; un representante de los ministerios de Exteriores y Cooperación, Interior, Defensa, Presidencia, Economía y Competitivada (a través de la secretaría de Estado de I+D), Justicia y miembros del Gabinete del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

Su objetivo será el de coordinar los medios y recursos disponibles; promover cooperación interinstitucional e internacional; establecer protocolos de política informativa para ofrecer la “máxima transparencia”, y analizar la planificación existente para el control de la enfermedad. Dicho comité se verá apoyado por un comité científico que se constituirá “inmediatamente” ha aseverado la vicepresidenta

Crece la indignación por la gestión de la crisis del ébola

El personal sanitario amenaza con bajas ante cualquier sospecha por falta de medios

La mayoría de las urgencias no tendrá trajes reglamentarios hasta la próxima semana

Familiares y partidos cargan contra el consejero de Sanidad de Madrid por culparla

El consejero de Sanidad de Madrid, Javier Rodríguez, hizo ayer las veces de catalizador de la confusión, la indignación y el temor que siente una parte del personal hospitalario tras el contagio de la auxiliar Teresa Romero. Rodríguez, que ya había acusado anteayer sin pruebas a Romero de mentir sobre su estado, volvió a relativizar su evolución -«no estaría tan mal si fue a la peluquería»- y, a su vez, a ridiculizar el accidente por el que, supuestamente, se contagió «para ponerse un traje no hace falta un máster»

Todos los partidos, incluido el suyo (el PP), y todos los sindicatos profesionales arremetieron contra él y reclamaron su dimisión. El CSIF lo acusó de presionar a la auxiliar para que se culpara del contagio y así derivar la presión que está sufriendo la Administración.

No obstante, las situaciones de mayor tensión se sufrieron en los hospitales. Y en concreto en el Hospital de Alcorcón, donde Teresa Romero ingresó y donde se confirmó que estaba infectada por el ébola.

«Trabajar aquí con los medios que nos proporcionan a día de hoy no es seguro y yo no estoy dispuesta a poner en peligro mi salud. A la mínima sospecha de otro contagio por ébola me doy de baja». Esta enfermera de Alcorcón resume «el mensaje de muchos compañeros» del centro hospitalario que «no se atreven a hablar ante los medios» por miedo, después de que el médico que atendió a Teresa Romero denunciase numerosas irregularidades durante las horas que la enferma pasó en este centro del sur de Madrid.

Ayer, según varias fuentes consultadas, eran 13 el número de personal sanitario de Urgencias que se había dado de baja. «Algunos alegan estrés, otros, miedo, y otros, depresión», explica una enfermera que continúa su labor en el Hospital y que confiesa que «no es una cuestión de no profesionalidad por parte de sus compañeros, sino un miedo natural al infectarse porque las cosas no se hicieron bien y tampoco se están tomando decisiones para actuar correctamente» en el caso de que un paciente acceda al centro con los síntomas del virus.

Tal es el rompecabezas al que se enfrentan los responsables de cuadrar los turnos para que todos estén cubiertos, que se han visto obligados a «pedir por favor» a otros trabajadores del centro que se trasladen a Urgencias «de manera provisional». «A mí no me lo han propuesto, ni que lo hagan porque van a tener un no como respuesta tan grande como las cagadas que ellos han cometido».

Pese a esta falta de personal, los pasillos de Urgencias de Alcorcón y las salas de espera no presentaban colapso alguno. Todo lo contrario. Tranquilidad «insólita»: la sala en la que aguardan los familiares el diagnóstico de los suyos -que tiene una capacidad para más de 50 personas- estaba ocupada a primera hora de la tarde por cuatro personas: «Qué vamos a hacer, no nos queda otra. Lo que vemos por la televisión hace que tengamos miedo de venir aquí, pero no tenemos los medios para desplazarnos a ciudades como Leganés o Móstoles». Precisamente en estas ciudades están acogiendo a muchos vecinos de Alcorcón. Una enfermera del Universitario de Móstoles asegura que por las Urgencias de su centro han pasado en los últimos dos días un 15% más de enfermos de Alcorcón de lo habitual.

El Carlos III desaloja su cuarta planta

Y en el norte de Madrid, mientras el Hospital Carlos III desalojaba de la cuarta planta a los 18 pacientes sin relación con el ébola que aún quedaban en el centro, personal del SAMUR impartía clases a los sanitarios (intensivistas, enfermeros, celadores...) que lo desearan sobre cómo colocarse y retirarse con seguridad el traje protector.


Este centro también vivió un día de protestas contra el consejero Rodríguez. Una compañera de Teresa Romero deploró su intención de «criminalizar» a la sanitaria y la junta de personal tachó las críticas de «inadmisibles». Asimismo, hubo quejas contra la falta de medios de protección. Los sindicatos lamentaron que se esté trasladando a personal de otros centros al Carlos III a la fuerza y sin formación.

Hasta el pasado mes de abril, este hospital madrileño -cercano a La Paz y de un tamaño muy inferior- era considerado un centro de referencia en enfermedades tropicales importadas (de hecho, era el hospital español con mayor número de pacientes con malaria atendidos). Sin embargo, y casi como una fatal coincidencia, la decisión de la Consejería madrileña de fusionarlo con La Paz coincidió en el tiempo con la aparición en el mapa mundial de los primeros casos de ébola en África Occidental.

Sindicatos como CSIF se desgañitaron durante meses con cartas y protestas, alertando de que el despido de parte de los profesionales y el traslado de otros tantos a La Paz (incluido el cierre de la UCI) suponía el desmantelamiento de este centro de referencia. Sobre todo, mientras no estaban listas las obras para adecuar un ala en el Hospital Militar Gómez Ulla que sirviese para esta labor.

Como reconoce un médico de este centro, que prefiere no dar su nombre, la fortaleza del Carlos III no estaba tanto en sus instalaciones (obsoletas, como se puede apreciar al pasear por sus habitaciones, con capacidad para 79 camas) como en sus equipos humanos, incluidos los siete especialistas en Medicina Tropical, cuyo papel en la crisis del ébola ha sido asumido en parte por los servicios de Medicina Interna y Cuidados Intensivos de La Paz. «El fallo [en la crisis actual] no está tanto en las dependencias como en la formación de personal», asegura.

Los pediatras denuncian que no existe un protocolo de ébola específico para niños

Hemos tomado la iniciativa de elaborar un protocolo para los niños ante la inactividad del Ministerio", denuncia Antonio Nieto, vicepresidente de la Asociación Española de Pediatría y médico en el Hospital de la Fe de Valencia.

Nieto explica que ayer se reunieron, por iniciativa propia y a través de videoconferencia, la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas, la de Cuidados Intensivos Pediátricos y la de Infectología Pediátrica para redactar un protocolo específico para atender a los casos sospechosos de ébola en niños, que tanto desde el punto de vista inmunológico como del de los tratamientos a aplicar, deben ser tratados de forma distinta a los adultos. 

"Determinados tratamientos experimentales no podrían utilizarse con niños, porque no reaccionarían igual a los efectos", puntualiza.

Reaccionarían de forma distinta a la enfermedad

"La fiebre es el principal motivo de ingreso en pediatría, pero la temperatura de 38,6º dada como referencia puede no servir. La respuesta inmune es diferente y niños menores de tres meses pueden tener escasa respuesta febril ante infecciones", explica E.F, médico pediatra del Hospital de Alcalá de Madrid.

Esta médico, que prefiere no dar su nombre, critica que no se hayan dado instrucciones específicas para tratar posibles casos sospechosos de ébola en niños. "La debilidad muscular se considera un síntoma en adultos, pero ¿qué significa eso para un niño de meses de vida?", pregunta, de forma algo retórica.

"Es una medida que urge. Los niños no son adultos en pequeño. Tienen características diferenciales. No hay que olvidar que según un estudio científico, la primera persona que se contagió de este virus fue un niño de dos años, en Guinea Conakry", recuerda Nieto.

"Si el caso de la paciente en Madrid ha pasado con un protocolo que supuestamente no tenía fallos, no quiero pensar que podría pasar si existe un caso sospechoso en un niño", afirma Nieto, quien recuerda, no obstante, que la mayoría de las víctimas de esta enfermedad son adultos.


El niño que bailaba con ébola

Hace sólo algunos días, Médicos Sin Fronteras contaba la historia de Mamadee, un niño de 11 años que ingresó a mediados de agosto en el centro de la organización en Foya (Liberia), con naúseas, dolor muscular y diarrea. El segundo test que le hicieron, cinco días después de presentar esos síntomas, dio positivo en ébola. Pero él, milagrosamente, mejoraba. Corría, reía y bailaba ante los atónitos pacientes del centro de MSF.

A finales de agosto, Mamadee seguía dando positivo en la prueba de ébola. Así que no le dejaron abandonar el centro aunque él, aburrido, quería irse de allí, con sus amigos, su familia. Una semana después, su hermana, Maya, de 14 años, también ingresó en el centro y murió pocos días después. El 4 de septiembre se le volvió a hacer una prueba a Mamadee. Dio negativo. 

Él sí supero la enfermedad.